Cambridge
27 de mayo de 2021

Marcos de negociación de intereses contrapuestos

Jess I. Valenzuela Ramírez

Esta entrada de blog repasa cuatro teorías y marcos que ofrecen algunas pautas para equilibrar intereses como la gobernanza eficiente, la justicia, la equidad, las libertades individuales y la seguridad pública.

Un edificio de ladrillo con un grafiti lateral que dice "¡Juntos, creamos!".

"Mi vida a través del objetivo" en Unsplash

La era digital ha traído muchos cambios a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. A medida que los gobiernos federales, estatales y locales implementan tecnologías para facilitar sus diversas funciones, se enfrentan a nuevos retos para equilibrar intereses contrapuestos, entre ellos: gobernanza eficiente, justicia, equidad, libertades individuales y seguridad pública, por nombrar algunos. Este equilibrio de intereses es un proceso de negociación continuo que presenta oportunidades para que las partes interesadas perturben las desigualdades sociales. 

Esta entrada del blog repasa cuatro teorías y marcos que ofrecen algunas pautas sobre la forma de llevar a cabo esas negociaciones. Un enfoque consiste en realizar un análisis tradicional de costes y beneficios. Otro consiste en entender esas negociaciones como parte de un sistema. Otro enfoque consiste en deconstruir los sistemas de poder socialmente construidos para diseñar soluciones que centren la atención en las comunidades históricamente marginadas. Un cuarto enfoque explorado aquí es practicar una ética del amor.

Análisis coste-beneficio

El análisis coste-beneficio es un proceso que las empresas y los responsables políticos utilizan a menudo para analizar qué decisiones tomar y a cuáles renunciar. Procedente de la microeconomía clásica, esta técnica enseña a los responsables políticos a sumar las recompensas potenciales esperadas de una situación o acción y luego restar los costes totales asociados a la realización de esa acción. Si esa operación arroja un resultado positivo suele ser porque se considera eficiente, y debe o puede hacerse, mientras que uno negativo es que no debe.

El análisis coste-beneficio está muy extendido y es hoy un importante mecanismo de gobierno y gestión. Sin embargo, y aunque es sencillo a primera vista, este proceso aparentemente directo deja muchas preguntas sin respuesta, entre ellas, la más importante, de quién son los costes y beneficios que se representan y cómo se cuantifican. También tiende a favorecer el cambio incremental en detrimento del cambio sistémico o de formas más imaginativas de imaginar el cambio. A continuación, ofrezco algunas alternativas que pueden complementar el análisis coste-beneficio como medio para comprender y juzgar el tipo de procesos de negociación que entran en juego cuando se piensa en la política y el cambio social.

Teoría de sistemas

La teoría de sistemas postula que las interacciones entre sistemas más pequeños crean sistemas más amplios y complejos que pueden entenderse desde distintas disciplinas. Como herramienta analítica, permite a los profesionales del cambio social examinar de forma holística las condiciones y los factores ambientales para comprender mejor por qué una organización o un acuerdo social tiene dificultades o no funciona para todos sus miembros. 

La creencia clave subyacente en la teoría de sistemas es que el todo es más que la suma de sus partes. Por consiguiente, se cree que los sistemas más pequeños influyen y son influidos por el sistema más grande y complejo que forman. Se cree que un sistema complejo avanza hacia la homeostasis, o estado estacionario. Cada vez que un nuevo factor afecta a los sistemas, se cree que éstos se adaptan para su autoconservación y suelen mostrar una fuerte retroalimentación de refuerzo y equilibrio. . Se cree que cualquier característica que se desarrolle en el sistema complejo, o comportamiento emergente, es el resultado de las relaciones entre los sistemas más pequeños y no de la acción aislada de uno de ellos. En consecuencia, es difícil cambiar el sistema.

La teoría de sistemas es útil como herramienta para describir las diversas circunstancias que pueden estar configurando un problema concreto, pero no siempre es útil para identificar soluciones específicas.

¿Cómo puede aplicarse el pensamiento sistémico al cambio social?

El consultor de sistemas David Peter Stroh escribe sobre la importancia de alinear los intereses inmediatos de las partes interesadas con sus aspiraciones más elevadas al aplicar herramientas de pensamiento sistémico para abordar problemas sociales. De este modo se garantiza que los resultados de los sistemas complejos se ajusten a lo que las distintas partes interesadas intentan realmente conseguir. Por ejemplo, el interés propio inmediato puede ser lo que resulte de una política concreta y las aspiraciones más elevadas pueden ser la visión hacia la que apunta esa política. Stroh cree que es posible que las partes interesadas equilibren sus intereses individuales y los de su visión. Stroh presenta un proceso de cuatro pasos para crear esta alineación necesaria: 1) comprender los beneficios del sistema existente, 2) comparar los beneficios con lo que sería necesario para lograr el cambio, 3) establecer un equilibrio entre los intereses a largo y corto plazo, y 4) priorizar intencionadamente los intereses necesarios para el cambio. 

Al igual que ocurre con el análisis coste-beneficio, el planteamiento de las compensaciones es sencillo a primera vista, por lo que parece fácil que las partes interesadas elijan el cambio frente al mantenimiento del statu quo. Sin embargo, este proceso aparentemente directo deja muchas preguntas sin respuesta: ¿Los intereses de quién están representados? ¿A qué coste se da prioridad al cambio? ¿Qué hacer cuando los intereses no coinciden? ¿Y en qué consiste exactamente el "cambio"? La comparación que propone el enfoque de las compensaciones no es tan fácil como parece, sobre todo cuando las decisiones afectan a las personas. 

Por su parte, Deborah Frieze, especialista en pensamiento sistémico, opina que es imposible cambiar los grandes sistemas que están fallando a las comunidades: sólo pueden abandonarlos y empezar de nuevo u ofrecer cuidados paliativos a lo que se está muriendo. Para ella, sin embargo, es importante que los actores asuman distintos papeles, creando el nuevo sistema y apoyando al mismo tiempo al antiguo mientras muere, ya que nadie se beneficia de un sistema que se derrumba de repente. 

La teoría de sistemas no siempre explica las razones de un problema concreto. Su aplicación en diversos campos ha demostrado cómo, a veces, otros análisis tradicionales dentro de un campo están mejor equipados para explicar un problema concreto. Por ejemplo, en el campo de la psicología, la teoría de sistemas puede aplicarse para comprender las diversas circunstancias que afectan al desarrollo o la salud mental de un individuo (por ejemplo, la sociedad, la educación cultural, las políticas). Sin embargo, la teoría de sistemas no es el mejor enfoque para tratar enfermedades mentales graves que pueden requerir medicación o cuidados particulares. 

Desde los márgenes: Un enfoque de justicia en el diseño

Las razones de la justicia de diseño pueden apreciarse a través del debate de Costanza-Chock sobre los sistemas de inteligencia artificial. Costanza-Chock cita extensamente y anima a poner en práctica los Principios de la Red de Justicia de Diseño, que describe como desarrollados por un grupo de 30 diseñadores, artistas, tecnólogos y organizadores comunitarios en la Conferencia de Medios Aliados de 2015. Los Principios de la Red de Justicia en el Diseño se hacen eco de los llamamientos de las teorías críticas (Teoría Crítica de la Raza, Teorías Feministas, Justicia Ambiental, etc.) al centrarse en las personas directamente afectadas por el racismo, reconociendo la experiencia de cada individuo en su propia experiencia vivida, trabajando hacia soluciones sostenibles y no explotadoras, y operando desde una perspectiva basada en las fortalezas en lugar de en el déficit. 

Dentro de su debate sobre los sistemas de Inteligencia Artificial, la académica y diseñadora Sasha Costanza-Chock nos alerta del riesgo de reproducir sistemas que borran a las personas en los márgenes de la sociedad. La autora expone su experiencia como persona no binaria, transgénero y que se presenta como mujer al pasar por el control de seguridad del aeropuerto, cuando es seleccionada para una inspección adicional después de que el escáner corporal detecte "irregularidades" con lo que la máquina está entrenada para percibir como un cuerpo de una determinada identidad de género o asignación de sexo. El problema es que la máquina está entrenada para considerar el género y el sexo como categorías binarias que se corresponden perfectamente entre sí y con los cuerpos que escanea. Costanza-Chock estudia cómo podemos auditar los algoritmos para detectar sesgos como éste. Costanza-Chock amplía la crítica de Joi Ito a la rentabilidad capitalista como motor clave de la inteligencia artificial incluyendo un análisis basado en la interseccionalidad y la matriz de dominación, conceptos desarrollados por la jurista Kimberlé Crenshaw y la socióloga Patricia Hill Collins, respectivamente. Costanza-Chock sostiene que las auditorías de sesgos algorítmicos que se basan en un único eje de identidad (como la raza o el género), en lugar de en análisis interseccionales, se quedan cortas a la hora de garantizar la equidad algorítmica. También señala las formas en que la inteligencia artificial se relaciona con la dominación y la resistencia en los tres niveles de opresión dentro de una matriz de dominación: personal, comunitario e institucional. Además, Costanza-Chock identifica el énfasis de las teóricas feministas negras en el conocimiento situado por encima del conocimiento universalista, es decir, que todas las formas de conocer y buscar el conocimiento surgen de nuestro propio punto de vista en lugar de la falsa creencia de que todos los miembros de una categoría (por ejemplo, las mujeres) tienen una experiencia monolítica. 

La ventaja de las teorías críticas y sus aplicaciones es que centran y valoran conocimientos y experiencias que han sido históricamente devaluados en la corriente dominante. Se las ha descrito como opuestas a la narrativa dominante o que van más allá de ella.

El icono feminista y crítico cultural bell hooks propone un camino para una sociedad polarizada que necesita sanar: una ética del amor. Este concepto puede resultar atractivo para quienes perciben el actual clima sociopolítico como altamente dividido y contencioso. Al menos en Estados Unidos, una serie de manifestaciones y el atentado del 6 de enero de 2021 en el Capitolio han puesto de manifiesto las tensiones raciales que el país aún no ha abordado abiertamente. bell hooks escribe que una ética del amor incluye dejar ir "nuestra obsesión por el poder y la dominación" y tomar decisiones "basadas en la creencia de que la honestidad, la apertura y la integridad personal deben expresarse en las decisiones públicas y privadas". bell hooks lleva lo personal a lo político y viceversa, un camino familiar en los discursos en torno a la era digital. "Si una ética del amor informara todas las políticas públicas de ciudades y pueblos, los individuos se unirían y trazarían programas que repercutirían en el bien de todos". Postula que necesitamos una nueva definición unificada del amor -que considere el amor un verbo y no un sustantivo- para superar los retos personales y políticos que se derivan de una sociedad que históricamente ha definido las relaciones a través de estereotipos de género, dominación, control, ego y agresión. Según bell hooks, la solución a los problemas de la sociedad moderna no reside en la mera identificación de un objetivo común, sino en la redefinición de las formas en que nos relacionamos centrándonos en el afecto, el respeto, el reconocimiento, el compromiso, la confianza, el cuidado y la comunicación abierta y honesta. En cierto modo, bell hooks hace un llamamiento a la curación individual y colectiva.