Medellín
22 de junio de 2022

Social Labs: "Te estamos grabando"

María Camila Roldán‍

El "laboratorio social" es la metodología de la Fundación Mi Sangre para crear un ecosistema de transformación que se basa en la colaboración y la capacidad como modos de interrogación.

Los participantes del Laboratorio Social Mi Sangre

Fotografía de la Fundación Mi Sangre.

A lo largo de 5 semanas en marzo y abril de 2022, participé en un laboratorio social llamado Te Estamos Graband,organizado por el Instituto Edgelands y la Fundación Mi Sangre.  En este blog, les voy a contar desde mi rol como miembro del equipo Edgelands en Medellín algunas actividades que tuvimos, mis impresiones, preguntas e ideas que me quedaron de este laboratorio social y que he construido a través de las actividades que hemos organizado desde Edgelands en la ciudad de Medellín en los últimos 9 meses.

El "laboratorio social" es una apuesta metodológica de la fundación Mi Sangre que busca crear un ecosistema capaz de transformar desde la colaboración y la capacidad, en Te Estamos Grabando nos reunimos con diferentes actores de la sociedad para discutir críticamente temas de seguridad y vigilancia, y repensar un contrato social (que son las dinámicas sociales y de poder entre los grupos sociales y la autoridad) que funcione para Medellín y sus ciudadanos. Estas discusiones las realizamos con servidores públicos, municipales y departamentales, empresarios, representantes del sistema metro, actores del sector cultural e integrantes de movimientos juveniles. Al inicio de estas conversaciones y de otras actividades que hemos realizado con Edgelands en Medellín, me he dado cuenta que la tecnología se entiende muy distante a la seguridad y que en algunos casos no se dimensiona la importancia o el impacto que tiene conectar ambos conceptos en la realidad. Por eso, en Te Estamos Grabando re-pensamos un contrato social que busca priorizar la conversación alrededor de la digitalización de la seguridad en la ciudad.   

Cuando hablamos de digitalización de la seguridad en nuestro contexto de ciudad que es Medellín, nos encontramos con una paradoja porque es una de las ciudades con más cámaras del país, pero al mismo tiempo suceden varios casos de atracos y robos día a día en las calles. Esta situación me lleva a cuestionar los esfuerzos que han tenido las últimas administraciones en implementar herramientas tecnológicas en materia de seguridad porque al parecer su impacto en la realidad, y en mi sensación de seguridad y la de muchos otros ciudadanos, no se ha visto beneficiada. Siguiendo este cuestionamiento durante los encuentros del laboratorio social también surgieron preguntas transversales sobre el por qué de esas cámaras y el papel de la tecnología en la seguridad ciudadana.  

Para resolver dichos cuestionamientos y entender el funcionamiento de las cámaras de seguridad realizamos una visita a las instalaciones del Sistema Integrado de Emergencia y Seguridad Metropolitano (SIES-M). El SIES-M es la institución encargada de atender eventos de seguridad y convivencia ciudadana, emergencias médicas, prevención y atención de desastres, movilidad, violencia intrafamiliar, línea infantil y atención a las mujeres. Durante esta visita, desde la sala de control del SIES-M, pudimos recorrer la ciudad a través de las cámaras de seguridad, ver lo que captan en los puntos de vigilancia en Medellín, y cómo se articulan las instituciones responsables de atender los casos que se presentan.  

Realmente este recorrido más que respuestas me dejó más interrogantes y cuestionamientos sobre los criterios de las personas que monitorean las cámaras, y el riesgo que tienen de caer en sesgos (con esto no quiero decir que no sean personas capacitadas. Pero todas las personas tenemos sesgos naturales, y eso puede llevar a que hayan estereotipos que hagan que cierto tipo de personas sean más vulnerables a ser grabadas). También pensé y me pregunté si esas personas que estábamos viendo a través de una cámara sabían que estaban siendo vigiladas, si en algún momento ellas habían aceptado o les parecía bien, o si por lo menos se habían cuestionado por quién las observaba y con qué fin; preguntas que también me hice porque tal vez, en muchas ocasiones yo he sido vigilada a través de esas cámaras.  

Otro de los encuentros fundamentales del laboratorio fue una sesión plena de co-creación, en la que a partir de preguntas guías nos cuestionamos sobre la confianza en la tecnología y los políticos, el sentimiento de seguridad en la ciudad, y la convivencia. En esta sesión pude reflexionar sobre mi sentimiento de seguridad en Medellín, me di cuenta que como mujer joven no me siento segura en muchos espacios de la ciudad y la presencia de las autoridades como la policía y ser consciente del sistema de vigilancia me incomoda y me hace sentir vulnerable. La causa de esos sentimientos puede ser la poca confianza y legitimidad que existe entre algunos jóvenes (y me incluyo) hacia las autoridades en la ciudad y en el país. 

En esta misma sesión, a través de diferentes actividades sentimos lo vulnerables que podemos ser a que nos vigilen (ser captados por cámaras en el espacio público o entregar datos personales en actividades cotidianas), y esto no solo lo asocio con temas de seguridad, sino también al uso que le están dando a nuestros datos personales instituciones públicas o privadas, y aplicaciones con las que constantemente estamos compartiendo nuestra información. Ahí, a mi parecer está el deber ético que todos aquellos involucrados con el manejo de información personal deberían de tener, y es ser transparentes acerca de los medios de recolección, los usos de la información, el alcance que pueden tener y con quién comparten la información, y tener criterios de análisis de la información establecidos para evitar los sesgos y discriminación. 

Como ciudad, incluso como país, aún nos falta discutir y dimensionar el impacto que tienen la implementación de tecnología para la seguridad urbana, en especial aquellas que recopilan datos personales. Tenemos el reto de impulsar una ciudadanía y (aún más) políticos interesados en abrir discusiones sobre implementación de tecnologías en temas de seguridad, que evalúen las ventajas y desventajas, hagan seguimiento a su implementación, garanticen que estén regulados y tengan marcos éticos y que, siempre sean en pro de la ciudadanía.