¿Qué hemos aprendido en Medellín hasta ahora?

Después de casi siete proyectos y con la clausura de Decodificando Medellín, Edgelands cerró las actividades de la primera temporada en la ciudad. Ahora se centrará en hacer algunas recomendaciones para la política pública de seguridad y convivencia de Medellín. 

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Con el cierre de los proyectos, se está creando un documento sobre lo que Edgelands ha aprendido sobre seguridad, vigilancia y convivencia en Medellín en el último año (que pronto podrás conocer). Con base en este documento, el pasado 8 de junio, el Instituto organizó una mesa redonda con algunos actores clave de la ciudad, entre ellos representantes del Centro de Análisis Político de la Universidad EAFIT, Casa de las Estrategias, Fundación Mi Sangre, SICS, SIES-M y el concejal Daniel Duque. 

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Esta conversación comenzó dando la palabra a los co-organizadores de los proyectos que se han llevado a cabo en la ciudad, para que cada uno de ellos destacara 2 hallazgos o retos que quedaron de las actividades y conversaciones que se llevaron a cabo. Estos fueron:

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- En la ciudad existe una dualidad entre lo formal y lo informal. ¿Cómo puede verse esta dualidad con la capa de tecnología? ¿Cómo se puede cambiar el contrato social desde lo informal?

- Falta investigación o un organismo encargado de reflexionar sobre el uso de la tecnología en cuestiones de seguridad.

- Necesitamos confiar en que las agencias utilizan la información eficazmente para atendernos y que no hacen un mal uso de ella.

- Necesitamos ética en el uso de la información. ¿Cuál es la línea que separa la utilidad para todos del beneficio privado?

- ¿Cómo incorporar el elemento tecnológico a los procesos de las políticas públicas y garantizar un uso adecuado de la tecnología y la información? 

- Las decisiones públicas deben basarse en pruebas. Cómo garantizar que los datos y la información recopilados a partir de la aplicación de herramientas tecnológicas sean pruebas que tengan un impacto real en las decisiones de los funcionarios públicos y en los procesos de las políticas públicas, y que vayan acompañadas de una participación civil y no meramente estatal. 

- No existe una relación muy directa entre la tecnología o las herramientas de vigilancia en cuestiones de seguridad para todas las personas. Es necesario tener una comunicación eficaz de cómo se benefician las poblaciones o cómo podrían verse afectadas por estas herramientas. 

- La información y los datos deben ser la base de las decisiones, pero también un elemento para la rendición de cuentas por parte de los ciudadanos, y es importante reflexionar sobre la cantidad de información de que disponemos.

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Después de escuchar a todos los invitados, sus aportes y consideraciones sobre estos hallazgos, se destacaron algunos puntos. Puntos que el Instituto consideró como 4 líneas de acción sobre seguridad, vigilancia y convivencia en Medellín. Estos son: 

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- Establecer directrices claras -y públicas, si ya existen- sobre cómo adoptar, utilizar y los usos permitidos de las tecnologías de vigilancia en la ciudad y los datos que recopilan. 

- Incorporar mecanismos participativos que sean realmente inclusivos y generen confianza entre los ciudadanos y las autoridades, especialmente los jóvenes -grupos de discusión, etc.- para alimentar los procesos de toma de decisiones relativos a la gobernanza de las tecnologías de vigilancia y la política de seguridad en la ciudad. - para alimentar los procesos de toma de decisiones relativos a la gobernanza de las tecnologías de vigilancia y la política de seguridad en la ciudad.

- Debe ser prioritario fomentar la toma de decisiones basada en datos y en el análisis de la información recogida a través de herramientas tecnológicas para contribuir a la generación de soluciones preventivas y no meramente reactivas.

- Las personas y su seguridad primero, la tecnología después. Hacer hincapié en las necesidades reales de las personas y adoptar tecnologías de vigilancia cuando realmente ayuden a las autoridades a satisfacerlas.

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Medellín se enfrenta hoy a grandes retos en materia de tecnología y seguridad. El más importante es cerrar las brechas y asimetrías que separan a los ciudadanos de la comprensión de los usos y propósitos de las tecnologías de seguridad y vigilancia.